Nada más fascinante que el cerebro humano; el misterioso órgano del sistema nervioso central todavía guarda muchos secretos al ojo escudriñador de la ciencia. Pero quizá no por mucho tiempo.
¿Sabías que existe el llamado proyecto Conectoma Humano? Esta iniciativa, similar a lo que en su momento fue el Proyecto del Genoma Humano, espera definir las conexiones y vías neuronales que unen entre sí a los miles de millones de neuronas de nuestro cerebro, y constituyen la función cerebral. Al determinar esa red será posible -o quizá no- saber qué nos hace esencialmente humanos y únicos a la vez.
Por lo pronto, hay algunas cosas ya establecidas por la ciencia que nos ayudan a comprendernos.
1. Al nacer tenemos las neuronas que necesitaremos para vivir; a partir de ese momento desarrollamos nuevas conexiones (como las que nos permiten asociar letras y sonidos). El 90% del cerebro se desarrolla hasta los 6 años y hacia los 13 tenemos el mayor número posible de conexiones neuronales ya establecidas; pero estas comienzan a rivalizar entre sí y en el proceso van quedando las de mejor calidad. El cerebro humano es un órgano acabado entre los 20 y 25 años.
2. Durante la adolescencia, todas las conexiones innecesarias del cerebro siguen siendo desechadas. Después de la pubertad, se desarrolla el sistema límbico, que regula las emociones humanas, y es influido por las hormonas. En los adultos, en cambio, predomina la región parafrontal, responsable de funciones como la planeación, la anticipación, el control de las emociones y el entendimiento de los demás.
3. La biología del cerebro adolescente está diseñada para aprender. Durante la segunda década de vida nos guiamos de los ejemplos, por eso, la mayor cantidad de aprendizaje viene del intercambio o la interacción con los demás. Por qué algunas personas maduran muy temprano y otras muy tarde, tampoco tiene explicación. Por eso, convertirte en madre adolescente no hace que el lóbulo frontal se desarrolle más rápido y, por tanto, seas más madura.
4. El cerebro de un adulto, a diferencia del de un adolescente, presenta más conexiones (materia blanca) pero menos materia gris, es decir, menor cantidad de neuronas. Esto sucede porque el cerebro adulto se vuelve más especializado; en esa etapa somos muy buenos en hacer ciertas cosas, pero esto se consigue a costa de esa especialización. De allí que se pierda flexibilidad y seamos un poco más lentos para aprender asuntos nuevos.
5. ¿Existe la nutrición cerebral? La respuesta está en los desafíos. El cerebro cambia solo si tiene retos o realiza esfuerzos mentales. Dormir bien es de gran ayuda, así como tener buenas conexiones con la familia, los amigos, la comunidad (es importante, sobre todo en la niñez y adolescencia, que alguien esté allí preguntando cómo te va o cómo te sientes). La ciencia no sabe exactamente el porqué, pero al parecer tiene que ver con el sentirse seguro.