Nikola Tesla es uno de los 10 mayores genios de la historia, gracias a él, la electricidad llega hoy a millones de hogares en todo el mundo. Y no solo eso, las maravillas infinitas de su mente se han traducido en infinidad de objetos que son para nosotros, tremendamente cotidianos. Pero son pocos los que lo saben.
Demasiado grande, demasiado ingenioso y puede que hasta orgulloso. Nikola Tesla fue el Dios de la electricidad, del electromagnetismo y de cientos de genialidades. Fue el Leonardo da Vinci del siglo XX. Así que desde nuestro espacio deseamos darle nuestro pequeño homenaje trayéndote una curiosidad. ¿Sabías que Tesla llegó a idear una auténtica aeronave?
Tal vez ya lo intuías, o puede que te lo descubramos ahora. Hoy en día le debemos a Nikola Tesla cosas tan habituales como la radio, la televisión, la electricidad AC, la bobina de Tesla, iluminación fluorescente, las luces de neón, dispositivos de radio control, rayos-X, radar, micro ondas y decenas de otros asombrosos inventos.
Dadas sus amplias aspiraciones e inquietudes no es extraño que Tesla también indagara en el mundo del vuelo y muy seguramente antigravedad. Podemos llegar a esta conclusión por su última patente, la #1,655,114. Se trataba ni más ni menos que de una máquina voladora muy parecida a un helicóptero o a un avión. Una idea que, como ya sabes, también soñó Leonardo Da Vinci.
Pero ahora bien, antes de que Tesla falleciera, había trabajado en un increíble proyecto: una nave espacial a la que llamó Space Drive o impulsión del campo anti-electromagnético. Disponemos de varios planos y alguno de sus informes. Lo que deseaba era construir, según él, una especie de capacitor discoidal para poder volar y más aún… sumergirse en el agua. Esta máquina, tal y como indican sus trabajos, dispondría de un sistema de estabilización y control giroscópico de accionamiento eléctrico.
La idea era incluir además pantallas de vídeo y cámaras externas para los puntos ciegos de los pilotos. Se dice que antes de morir estaba trabajando en el sistema de energía que impulsaría esta máquina, y que a su vez debía ser energizado por las torres de transmisión inalámbrica que Tesla desarrollaba desde hacía años, en Colorado Springs.
Pero Nikola Tesla falleció. Hacía años que vivía en el total ostracismo y aislamiento, considerado por la comunidad científica como poco más que un loco con demasiado orgullo. Loco o no, el servicio secreto de los Estados Unidos no dudó en apoderarse de todas y cada una de sus pertenencias, de sus informes, trabajos y todas sus patentes. ¿La razón? “Por salvaguardar la seguridad nacional”.
Evidentemente, se le tenía tanto miedo… como secreta admiración. Un personaje único al que no debemos olvidar…
Fuente: Supercurioso